LA GRANDEZA DE LOS TRABAJADORES SANITARIOS


La historia real que  esconde esta fotografía de un  médico abrazando a un anciano desesperado el día de Acción de Gracias,  victima del Covid-19, se tomó el 25 de noviembre 2020 en el United Memorial Hospital en Houston, Texas.  La imagen  se ha convertido en el símbolo de los trabajadores de la sanidad, pues todos ellos en un momento u otro, han  abrazado a  muchos pacientes contagiados por el Covid durante esta pandemia en todo el mundo. 

El doctor que protagonizó este compasivo abrazo, es Joseph Varon, jefe de la Unidad de cuidados intensivos en el United Memorial. " Me acerqué a él y le pregunté: ¿ porqué lloras ? Él respondió : quiero estar con mi esposa. Así que lo abracé. Al rato se recuperó y paró de llorar" dijo el doctor Varon que trabajó durante 265 días sin un solo día libre en el estado de Texas, el primer estado en EEUU que superó el millón de casos positivos. 

Nuestros trabajadores sanitarios también han dado abrazos compasivos a pacientes con Covid en los hospitales como el doctor Varon,  y creo que merecen un reconocimiento.  Una muestra de solidaridad con los enfermos es  el Hospital del Mar en Barcelona, ha impactado al mundo.  

Una muestra de solidaridad con los enfermos, que ha impactado al mundo,  ha sido  el Hospital del Mar en Barcelona.

Desde el inicio de la pandemia, los trabajadores sanitarios de dicho hospital, han llevado a los enfermos en sus propias camas a ver el mar, que está situado frente al Centro Sanitario. El equipo asegura que los pacientes que han  disfrutado de la inmensidad  de este espectáculo natural, han superado su enfermedad mucho antes que otros que siempre han permanecido en sus habitaciones. 

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Este gesto, fotografiado por diversos medios, ha impactafo al mundo. Esta acción es  una prueba, de que nuestro personal sanitario está dando a los enfermos de covid, mucho más que cuidados estrictamente profesionales. Lo que trasmite este acto tan generoso, como sencillo, es su grandeza  moral  que va más allá de su  estructo deber.

Recuerdo que una tarde lluviosa, durante el primer confinamiento en el que nos sentíamos tan solos y asustados, me puse en la piel de quienes intentaban salvar vidas desde las trincheras de los hospitales. y anoté en una cuartilla los pensamientos descoordinados que me asaltaban. Nunca mejor empleado el término de trincheras, para referirme a lo que son. En  ingeniería militar, se denomina trinchera a la zanja defensiva que permite disparar a cubierto del enemigo. Tenían normalmente condiciones insalubres, y muchos soldados permanecían ahí durante meses. Debido a esto, había muchos focos de infecciones y enfermedades que causaron un gran número de muertos, aparte de de muchas enfermedades, que no eran el único problema del que preocuparse, las diferentes plagas se extendían como la pólvora, la más común era la peste producida por las ratas, que hacían de las trincheras un lugar deplorable. ​En el caso que nos ocupa, es mucho por, ya que el enemigo a batir, el covid, está dentro de las mismas trincheras, es decir los hospitales. También guarda cierto paralelismo con el tiempo dedicado, al igual que sucede con los turnos de hasta 48 horas seguidas sin descanso que hacen los trabajadores sanitarios.

Los  pensamientos que  transcribo aquí, quiero dejarlos en este blog,  antes que la cuartilla acabe en la papelera.

                                                  Sin saber porqué, me pongo en vuestra piel


Con la mirada perdida entre las gotas de lluvia que empañan  el cristal de la ventana,  os imagino. Apenas puedo  ver los balcones del edificio de enfrente, que  semanas pasadas estuvieron repletos de gente que os aplaudieron cada tarde cuando el reloj marcaba  las 8 en punto.  Minutos después,  volvian de nuevo dentro de sus casas, y  el  silencio reaparecia  envolviendo las calles desiertas del mismo silencio.  

Diría que  hoy los nubarrones han vertido sobre los cristales las lagrimas  que derramó tanta gente por la muerte de sus seres queridos.  Es como una ofrenda  en cada casa donde sus fallecidos  marcharon  solos de esta guerra  que nadie entiende.

La TV informa que no tenéis   mascarillas, ni guantes, ni batas, ni equipos de protección. También confirma  que muchos os estáis contagiando del Covid.  Os imagino en las barricadas con las  batas medio abiertas por el  trajín y la prisa de atender a tantos enfermos a la vez. Habéis tenido que hacer  batas improvisadas   con bolsas de basura y  mascarillas con trozos arrugados de plástico azul.  Apenas podréis  trabajar cómodamente con  guantes que quizá os queden pequeños o muy grandes, y  que tardarán varias semanas en llegar, según parece por problemas de documentación en la Aduana. 

Os imagino yendo y viniendo a las habitaciones de planta  y a las  UCIS, afanados y nerviosos  entre  infinidad de camas repartidas  en los  pasillos, la capilla, y el gimnasio,  sitios donde ninguno  hubiera  imaginado  atender  nunca  a un paciente. 

Estáis haciendo   turnos seguidos   de 24 horas en  hospitales de campaña bajo carpas que ha construido la policía militar en plena calle.  Me faltan  palabras para describir un trabajo tan duro y entregado como el que estáis haciendo. Llueve cada vez más.  Decenas de personas esperaran para ser evaluadas. Quiza solo algunas mostrarán  síntomas de contagio , pero serán todas las que  sentirán miedo al no saber qué pasará con sus vidas. Nos han descrito cómo   decenas de personas están  en camas de  UCI  tumbadas boca abajo,  con respiradores y  bajo los efectos de sedantes para evitarles el sufrimiento que produce la  intubación.

Debe preocuparos  saber que cualquier  día, vosotros  podréis  acabar igual que ellos.  Os esperan  semanas  y  meses muy duros.  Dudaréis  si  podréis atender a todos los pacientes que están  ingresados y a los que vayan llegando cada día. El stress  os está impidiendo en estos momentos  veniros  abajo y que no disminuya  vuestro rendimiento,   pero la resistencia tiene un límite, en algún momento tendréis que parar y descansar.  Este exceso de trabajo acabará por pasaros factura. En Japón por ejemplo se producen 2.000 suicidios al año por el exceso de trabajo. La falta de plazas públicas dificulta que os podais tomar un respiro por vacaciones. El precio que pagareís por esta entega tan generosa será demasiado alto. 

La cifra que han dado hoy de muetos ha sido de 45.331 Sólo vosotros  sabréis  las personas aproximadas que habrán fallecido desde que empezó el confinamiento,  la TV no nos dice la verdad.

Os  preguntareis qué haréis  con los 300 pacientes  si solo hay  260 camas en el hospital. Os  preocuparán   las UCIS que faltarán mañana, o quizá hoy mismo, si llegan  más pacientes. Si  llegaran  cuatro pacientes graves ahora,  tendréis que elegir a quien sacrificar,  es la medicina llamada  de guerra que se practica en todas las guerras. A nosotros nos cuesta mucho entender que a alguien se le quite el derecho a la vida,  precisamente cuando el enfermo que ha venido aquí,  estaba seguro que vosotros le ayudaríais a recuperarla.

Muchos de vosotros quizá no  rezábais, pero seguramente que lo estaréis haciendo  ahora porque  os preocupa no tomar las decisiones adecuadas. ¡ Cuánto desgaste emocional ! Necesitaréis ayuda emocional, cuando esto acabe, el apoyo  que recibís de  vuestros compañero no es  suficiente.

Alguien bondadoso os  ha  donado 26 batas, ¡ menos mal !   Tampoco llegaron  las mascarillas,   estais   usando  el simple protector arrugado de plástico azul. Es indigno. Recibisteis  mas donaciones de guantes, batas, café y bocadillos de  gente normal que de las propias Instituciones  ¿ Qué sentís  ante esto ?

Afuera una caravana de camiones y ambulancias esperaran   para llevarse a  algunos  pacientes a otros hospitales, porque en estos  momentos  no hay camas  para atenderlos.

Apenas tenéis PCR, solo podréis  hacerlo a los que presenten claros síntomas de contagio. Eso va a aumentar  la posibilidad de  contagiaros.  Seguramente el frío  llegará hasta el ultimo rincón de la carpa. La lluvia aumenta y hace frío.  Los que estamos en nuestras casas  nos sentimos relativamente  seguros, vosotros  no lo estaréis hasta que todo esto acabe.  Aunque  os crean  héroes, tristemente solo sois personas de carne y hueso  intentando controlar  vuestra  ansiedad, vuestro stress, y vuestro cansancio, solo eso, todo lo demás se os escapa de las manos. 

Nadie de vosotros puede saber  qué le ocurrirá mañana, pero hoy como tantos otros días,  habéis  luchado desde las  trincheras, habéis cumplido con  vuestro  deber de auxilio,  habéis arriesgado vuestras vidas para que otros puedan recuperarla y habéis dado consuelo con un abrazo compasivo a quien no podía contener las lagrimas por la desesperación y la tristeza de sentirse tan  solo.

Gracias por  vuestra infinita  entrega. 

Luisa Vicente

Comentarios

nuria ha dicho que…
Impresionante!!
Llega al alma.
Luisa Vicente ha dicho que…
Muchas gracias Nuria.

Cuando esta locura pase, saldrá a la superficie lo que hoy oculta la vorágine del caos en el que están sumidos los trabajadores sanitarios. No padecerán solo trastornos mentales y depresiones, me temo que habrán suicidios que silenciaran para no crear alboroto social y la revancha sanitaria contra el gobierno y las Instituciones. En Japón se suicidan más de 2.000 personas al año y están relacionados con con el abuso de horarios de trabajo y la sobrecarga de responsabilidad laboral. El trabajo de los sanitarios que vienen haciendo desde que empezó la crisis sanitaria, literalmente mata. Los pesos pesados de la Sanidad jamás lo aceptaran, pero lo saben. Los trabajadores sanitarios se sentirán impotentes para que les reconozcan su esfuerzo. Una cosa es hacer más horas de las debidas en un momento puntual de mucho trabajo, y otra muy distinta es llevar un año trabajando a un ritmo humanamente imposible de soportar.
Anónimo ha dicho que…
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