LEER ES UNA INVERSIÓN


LEER ES UNA INVERSIÓN

Soy lectora de libros preferentemente divulgativos, la novela no me gusta. Dicen algunos que comprar libros  es caro. 

Dedico bastante tiempo  cada mañana a perderme entre sus páginas. Me gusta incluso el tufillo de la tinta que destilan. Me hablan en presencia de un humeante y aromático café. A decir verdad, disfruto menos del café que de la lectura.  El libro es fuente de sucesos y conocimientos sin corta y pega, como si suele ocurrir en periódicos de papel y digitales. 
       

          Leo libros por varios motivos:
  • Porque su lectura me concentra hasta imaginar y ponerme dentro del decorado que describen. Con los textos on line me distraigo y pierdo concentración. 
  • Porque gastar 18 ó 20  euros por más de 350 páginas de  información es una inversión en mi cuenta de resultados. 
  • Porque añade I+D a mis conocimientos. 
  • Porque me instruye, me informo, aprendo, me hace pensar, y porque puedo inmortalizar hechos históricos.
  • Porque puedo subrayar con rotuladores fosforitos lo que más me  llama la atención. 
  • Porque los puedo tener a mano para consultarlos en cualquier momento.
  • Porque me gusta guardarlos para ojearlos pasado el tiempo y ver si lo que dice el libro se corresponde o no con el tiempo en que vivo.  Suelo guardarlos casi todos. Incluso encuaderné  ejemplares de Interviú, son reliquias que no vendería a ningún precio. 
En general carecemos de cultura lectora. No valoramos la redacción de los buenos textos, de lo contrario veríamos un regalo pagar 18 euros por un ejemplar. 

Nada se puede hacer por las libreras que han cerrado, por las que aún siguen en pie pero cerrarán,  por los escritores fallecidos, por los escritores anónimos que nadie conoce y escriben bien, pero si podemos evitar la desaparición de las librerías que aún  subsisten a pesar de la crisis y de los escritores que aún están vivos para escribir, por eso precisamente  tendríamos que seguir leyendo y comprando libros.  

Reparar en el trabajo que hay detrás de cada página no debe pasar por alto a ningún lector, ni siquiera aunque estés frente a una humeante taza de café.

Luisa Vicente

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