PLAZA DE LAS GLORIAS, EL MERCADO DE LA MISERIA


       PLAZA DE LAS GLORIAS, EL INFIERNO DE LA MISERIA



En la calzada de entrada hacia el superlativo edificio Agbar , excluidos de la sociedad exhiben cuadros abstractos de cachivaches,  tesoros rebuscados durante horas   en contenedores urbanos.

El muestrario sobre el desangelado asfalto supera la imaginación del mejor artista. Candiles de queroseno, termos sin tapadera, zapatos viejos, ropa usada, juguetes con vida propia, material electrónico, fotografías de vivos, fotografías de muertos, cacerolas y sartenes.

Las Glorias es un carnaval de cacharros arrancados de casas vacías repletas de cosas, casas de muertos, casas de vivos,  cosas de muertos y vivos.


En la plaza viven fantasmas de pisos,  recuerdos en venta, centenares de trastos. El rancio sofá de terciopelo, el cepillo de dientes, el pañuelo de seda, las horquillas de moño, su foto de boda color sepia,  platos medio rotos, sus desgastadas sábanas, centenares de libros viejos, su escapulario de San José, una medalla de la  Virgen del Carmen...


-El sofá quedará como nuevo- le dice el rumano en un español chapucero.


La anciana mira y remira el sofá, por delante, por detrás, por abajo y por arriba, de lado y de frente.


- Se lo dejo barato- insiste. 
- Quedará como nuevo si lo arregla un poquito – 
- Dueño no tiene, falleció hace unos días parece ser- apunta.


En tas entretelas de los cojines están sus manías, piensa la mujer.


Prosigue el paseo. Su vista clavada al suelo ojea mil cachivaches escampados en la acera. Se detiene en la siguiente parada.


- Señora venga pa cá, venga-  grita el rumano agitando una mano.
-  Se lo dejo por la mitad de precio y se lo llevo a su casa si quiere.


La mujer afloja el paso, se para, duda un momento. Con el índice le dice que no, que no lo quiere, que no. Prosigue en busca del tesoro perdido.


Por el camino, más cachivaches, más trastos, más ropa, más de mucho, más de todo, todo a 6 euros, el precio que piden las prostitutas sin nombre ni apellidos del Raval por una mamada, esas que llevan en el barrio toda su puta vida.  Las conocen por apodos, “ la loles” “ polilla” “la perejil” “la pulpo” “cinturón negro “ butanita”


"El mercado de la miseria", así lo llaman, la plaza que expone  viejas ropas que arden por olvidar cuerpos fríos, que buscan calentar otras vidas, otros cuerpos, habitar otras casas por  6 euros.


Luisa Vicente

Comentarios

nuria ha dicho que…
Es una descripción exacta del lugar, un lugar donde lo macabro se mezcla con lo mercantil y cotidiano, los vivos intentan seguir viviendo vendiendo los recuerdos y pertenencias de los muertos o de vivos que renunciaron a aquellas cosas que un día les hicieron felices. Una pseudo felicidad material, etérea y muy cambiante...es la viva imagen de la sociedad del derroche y del desarraigo, del usar y tirar...
Buenísimo escrito Luisa, como todos los tuyos!!
Anónimo ha dicho que…
Excelente artículo
Luisa Vicente ha dicho que…
Mucha
s gracias.
tresxl.com ha dicho que…
La Plaza de las Glorias, un vibrante mercado de ropa, es un festín para los amantes de la moda. Entre colores y texturas, cada prenda cuenta una historia de estilo único.