LA DICTADURA DEL SARS CoV-2

ESPAÑA ES UNA AUTOCRACIA DESDE LA APARICIÓN DEL SARS CoV-2 

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La Autocracia, según Wikipedia,  es un sistema de gobierno que concentra el poder en una sola figura, cuyas acciones y decisiones no están sujetas a restricciones legales externas, ni a mecanismos regulatorios de control popular. La monarquía absoluta y la dictadura son las principales formas históricas de la autocracia.

Los autócratas necesitan una estructura de poder para imponerse y gobernar. La mayoría de ellas dependieron de nobles, grupos de élite, militares,  o del clero.

Como ejemplos históricos, la autocracia la tenemos en la Grecia antigua siglo V al VIII a.C. Atenas era una monarquía hereditaria. Los aristócratas se levantaron y formaron una oligarquía. Estos gobernantes hicieron reformas con el fin de mantener a las masas sometidas, por eso el Poder  tomó parte de las tierras de los ricos y se las dio a los campesinos. De esta manera la gente permaneció aplacada y contenta, mientras los aristócratas conservaron el Poder absoluto.

Este ejemplo histórico ayuda a comprender cómo a través de esta pandemia, a Pedro Sanchez le ha sido fácil imponer una autocracia en España, al igual que ha sucedido con otros gobernantes en la mayoría de países del mundo afectados por el supuesto patógeno.


Si hasta ahora el Poder de la ciudadanía, el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo tenían su parcela de decisión, actualmente ese poder es prácticamente nulo.

El estado de alarma declarado por el gobierno por el coronavirus, ha cambiado sustancialmente  las reglas del juego,  y los resultados son evidentes. Hemos perdido derechos y libertades, estamos confinados en campos domésticos de concentración bajo medidas estrictas de  monitoreo y vigilancia sin que ningún órgano ejecutivo, ni el propio Presidente sea inculpado de abuso de poder, ni de tiranía.

Parece improbable que este Gobierno, ahora autocrático, revierta después del confinamiento el camino recorrido hasta ahora. Salvo pequeñas modificaciones,  España posiblemente  se regirá por un régimen de gobierno similar al de China, aunque nos cueste creerlo.

Es cierto que la identidad cultural china es muy distinta a la identidad española. Sus referentes inspirados en el taoismo y principalmente en los principios de Confuccio, primer filósofo chino, ha sentado un acervo de principios morales en la comunidad china desde hace más de 2 milenios. Su temor a cometer un error o a parecer desleal en público, les viene de su gerarquización, lo que deriva en un gran respeto por la figura paterna, por la autoridad y por sus antepasados. El hábito de respetar fervientemente al profesor, a seguir el mandato del padre por estudiar una determinada carrera, aunque no les guste, deriva en una obediencia ciega y al esmero en el cuidado de los padres y no a que los padres sean sus cuidadores, de ahí que la mayoría de jóvenes no se planteen irse a vivir a otro país por motivos laborales de forma indefinida. China tiene un sistema autoritario con un régimen civil de tipo comunista a través de un único partido en el poder, presidido por  Xi Jiping,  perteneciente a la etnia Han. Confuccio establecía que la relación entre el soberano y sus súbditos debería ser similar al que existe entre un padre y sus hijos. El conocido paternalismo  estatal chino en el que el superior debe cuidar al inferior y este a su vez guardar respeto al superior,  sigue vigente en China.

El ciudadano chino se siente tremendamente orgulloso e identificado con la política china, por tanto se debe ir con mucho cuidado para no herir sensibilidades.
El presidente chino se compromete a proteger mejor la propiedad ...
Xi Jinping, Presidente de la República Popular China  y Presidente Pedro Sanchez
No obstante,  y a pesar de las citadas diferencias con la sociedad española,  el  gobierno de Pedro Sanchez  sabe que la ciudadanía podrá digerir cualquier autoridad, por intervencionista  que sea, si la impone  gradualmente.  Bastaría  colarnos el gol de que lo hace por  "nuestra seguridad", que lo peor ya ha pasado,  o que está a punto de acabarse la famosa curva del coronavirus, como nos asegura cada día  el filósofo Salvador Illa, incomprensiblemente nombrado Ministro de Sanidad. Con la estrategia de la gradualidad, aceptaríamos de buen grado  que el ejercito siguiera patrullando las calles, en  primavera, verano, otoño o invierno, que aplaudiésemos  a los ciudadanos obedientes,  y que nos sintiéramos orgullosos de que Pedro Sanchez nos felicitara por TV por haber sido sumisos y haber acatado las reglas como ciudadanos ejemplares, resaltando eso sí,   que los rebeldes  han sido afortunadamente  casos puntuales. Las cifras exactas de las detenciones y las propuestas de sanción por no acatar el confinamiento, si que están  debidamente registradas por  el Ministerio del Interior, otra cosa muy distinta son las cifras de muertos y contagiados producidos por coronavirus , o a dónde han ido a  parar los ataúdes perdidos con los cuerpos del difunto dentro.

La gran parcela de poder y control  que el Estado ha adquirido  tan fácilmente gracias a la " oportuna" pandemia del Sars CoV-2, no  la dejará perder tan alegremente  cuando finalice  este encierro.

Poder sancionarnos por ir a comprar el pan más de una vez  al día, por pasear al perro a más de dos  esquinas de nuestra casa, por  hacer compras pequeñas y diarias  en el supermercado en lugar de grandes y espaciadas, por  no guardar la distancia establecida en una cola o en la calle, por ir acompañado por otra persona en tu coche, aunque sea tu pareja, en fin multarnos por cualquier cosa que consideren una infracción y perder el control absoluto sobre nosotros,  no está en la agenda del gobierno.

Este régimen autócrata se está haciendo cada vez más fuerte, sus mentiras lo evidencian. Es indecente  mostrar por TV.  escenas jubilosas en hospitales abarrotados de contagiados, con UCIS  colapsadas, y personal sanitario sin apenas medios de protección, mientras enfocan a una anciana de 96 años en silla de ruedas entre aplausos  tras su  alta en la UCI, cuando sabemos que los mayores de 70 o 75 años son descartados de estos auxilios y se les deja morir sin respiradores. Es una tomadura de pelo y una desvergüenza hacernos pasar por tontos. Contradicciones, mentiras, y el control de los medios hasta el punto que describo, es  propio de gobiernos autoritarios y dictatoriales.

Para algo ha servido regar a los medios privados con 15 millones de euros, a pesar de que algunos de ellos obtuvieron unas ganancias en  2019 de 211 millones de euros. Entre estos medios están, Atresmedia, Mediaset, Vocento, Unidad Editorial, Grupo Secuoaya, Dkiss ( Blas Herrero), Real Madrid, TV y 13 TV ( Cope).  Hay que aprovechar a atiborrarnos de propaganda-coronavirus ahora que el consumo de plasma se ha disparado a 300 minutos por día y habitante.

También han solicitado la realización de campañas institucionales por parte del Gobierno Central, autonómicos, y locales, y la exención de dos trimestres de la financiación a Radiotelevisión Española, a la que aportan una parte de sus ingresos.

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Este gobierno lo ha sabido hacer tan bien, que no solo hemos aceptado de buen grado este autoritarismo, sino que nosotros mismos, convertidos en policías, ejercemos el control y reprendemos a los vecinos desobedientes que no acatan las normas establecidas. 

Cuando la pandemia acabe, nos daremos cuenta que era imposible imaginar que en  12 semanas podríamos perder tantas  libertades y derechos. Los únicos que saldrán fortalecidos de este ataque  bioterrorista, serán las grandes Corporaciones, los Gobiernos de todo el mundo, los Bancos,  las Empresas de Capital Riego, Las Tecnológicas  y las  Farmaceuticas.

Salvo que no nos invada un cabreo generalizado y adoptemos un rol activo para dejar de obedecer al Becerro de Oro, seremos en el futuro una sociedad ostentosamente  reprimida. 

Entiendo que el poderío militar en las calles, el miedo, y la situación caótica que nos ha envuelto durante semanas en confinamiento,  pueda hacernos tambalear, pero al salir de este encierro se impone  unirnos y protestar por todos los errores del Gobierno, las miles de muertes que podían haberse evitado, el dolor que ha producido a las  familias al no poder despedir a sus seres queridos, padres y abuelos, la falta de suministro de material anticontagio, el vergonzoso papel del Presidente Torra sacudiendo la responsabilidad que le concierne en  la supervisión y el control de las residencias de ancianos, y  las trabas que ha bloqueado permisos para contruir  hospitales de campaña,  que eran necesarios para  la atención de muchos enfermos, hecho que ha demostrado que sigue empuñando el hacha de guerra por el Procés. No olvidemos tampoco protestar por  la  instrumentalización vergonzosa de la pandemia por parte de todos los partidos políticos para obtener réditos electorales, por no recortar los sueldos de Diputados y Senadores para ayudar a los que sufren el impacto económico del coronavirus, y de una manera especial, protestar por los recortes en la sanidad que lucraron de manera especial a la extinta CIU, Artur Mas, hoy JxC,  y que han  agravado  aún más la situación en Catalunya originando miles de muertos.

Quien sabe si nos tocará enfrentarnos cuando salgamos de nuestras cárceles,  a un gobierno autocrático por tiempo indefinido,  que se erija  como el salvador de la humanidad imponiendo  el Nuevo Orden Económico Mundial, o tener que lidiar con  a otras pandemias "controladas" debido a la aparición de un nuevo patógeno, que obligará a encerrarnos otra vez  de no  sometemos  a este  nuevo Orden Mundial que proponen.  No sería  extraño, sobre todo si recordamos  las declaraciones hechas en varias ocasiones por el Presidente Pedro Sánchez, sobre la posibilidad de nuevas oleadas de coronavirus. Dicha amenaza la dejó caer  sutilmente sobre nuestras cabezas cual espada de Damocles para crearnos tensión, aunque algunos pudieran pensar qu fue un aviso para que volvamos  a llenar la nevera y a prepararnos pensando en "nuestro bien y en nuestra seguridad"

¿ Cómo nos sentiríamos si alguien más honesto que nuestros políticos y nuestros
" sabios"  nos dijera que estos " sabios" se han equivocado, que el SARS CoV-2 no existe, pero hemos corrido a escondernos sin razonar ni comprobar antes tales afirmaciones ?
¿ No crees que valoramos muy poco la libertad para dejarla perder tan fácilmente?

Mientras tanto la economía se desmorona como un azucarillo en un café hirviendo, sin saber si alguien sobrevivirá a este apocalipsis surrealista que nos espera cuando despertemos.

Luisa Vicente






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