UNIVERSIDADES RADICALIZADAS . Fenómeno Social

LA RADICALIZACIÓN EN LOS CAMPUS UNIVERSITARIOS, Fenómeno social


La Universidad es posiblemente el mejor entorno para enfrentarse con personas con ideas distintas y potencialmente "ofensivas, pero creo que los estudiantes no están sabiendo aprovechar este gimnasio mental que es la Universidad. Radicalizarse empobrece mentalmente, y esto está ocurriendo en las universidades catalanas.

Cada vez hay más estudiantes, que buscan "lugares seguros" en el contexto académico para sentirse protegidos en el grupo que tiene las mismas ideas que él.

Hay temas que podrían ser debatibles, incluso la política, pero rehúyen al oponente para protegerse, creen que es una amenaza para sus creencias. Las redes sociales no ayudan en absoluto, al contrario, son una máquina de linchamiento digital contra quien replique ó disienta de lo que diga o piense el grupo prevalente.
La Universidad catalana está politizada. Los políticos catalanes han fomentando durante mucho tiempo el pensamiento dicotómico y polarizado que se respira. El radicalismo en los Campus es un fenómeno social que se está dando en muchas universidades extranjeras donde hay ciertos grupos radicales.

Estas pautas de pensamiento y actuación están perjudicando el desarrollo intelectual de los jóvenes universitarios, que en el fondo están capacitados para el pensamiento crítico y la discrepancia civilizada.
No todo el mundo puede tener una comunicación inclusiva. Se ha perdido la réplica, el diálogo con el oponente y rebatir el criterio de quien no piensa como tú, lo que conlleva a perder habilidades para enfrentarse a los obstáculos que presenta la vida, por eso los estudiantes en linea general, son cada vez menos sabios y menos hábiles para solucionar problemas cotidianos de su vida.
Esta actitud es peligrosa y nada recomendable, porque les supone tal sensación de amenaza y estrés, que les lleva a encerrarse en una burbuja mental, junto a personas que son iguales a él, de la que posiblemente nunca salgan.


En el video estudiantes independentistas quieren suspender las clases hasta que se materialicen las demandas del independentismo.  Reclaman: 
  • La amnistía para los presos políticos  del Procés.
  • El derecho a la autoderminación.
  • Que no haya penalizaciones por ausencia a las clases o por participar  en manifestaciones y     bloqueos. 
  • Durante los 5 días de protesta en Barcelona y otras ciudades catalanes, los enfrentamientos violentos terminaron con daños valorados en 1,5 millones de euros solo en Barcelona, policías heridos, uno fue ingresado en estado grave en el Hospital de Sant Pau, y 194 detenidos de los que 28 entraron en la cárcel. 
          Luisa Vicente
"LA TRANSFORMACIÓN DE LA MENTE MODERNA"


Haidt y Lukianoff escribieron en 2015 un polémico artículo para la revista «The Atlantic» y el libro " La transformación de la mente moderna" es el resultado de la expansión de dicho artículo.

Esta es la opinión de un lector:
"Lo que cuentan los autores es la inquietante atmósfera que se ha ido fraguando en los campus universitarios estadounidenses (otro tanto sucede con los canadienses) en el curso de esta década de 2010. La defensa de la seguridad de los jóvenes estudiantes se ha vuelto tan paranoica que ahora se exige que sean protegidos no sólo contra posibles traumas físicos sino también contra posibles traumas emocionales.
Se llega al punto de considerar que la mera exposición a ideas contrarias a las suyas puede llegar a ser lesiva para ellos, de modo que acaban por quedar enjaulados en la burbuja de sus prejuicios y sólo se admite la entrada a ese recinto mental a ideas que confirmen sus creencias previas.
Esta atmósfera de ultraseguridad vuelve menos antifrágiles a los jóvenes (los autores aluden expresamente a las ideas sobre la antifragilidad de Nassim Nicholas Taleb), les priva de lidiar con formas de ver el mundo diferentes de las suyas, y de crecer intelectual y emocionalmente en la refriega con esas nociones discordantes de las que ya mantienen.
El problema es que estos estudiantes ultraprotegidos es que son también a menudo ultraprotectores y se esmeran en poner a salvo a sus compañeros estudiantes de los pensamientos disolventes de profesores y conferenciantes que pretendan difundir sus enseñanzas en el campus. Montan escraches a los que consideran intrusos indeseables, impidiéndoles hablar en público e incluso logrando su expulsión de la universidad.
El colmo es que algunos profesores, colegas de los señalados y puestos en la picota, se unen a este acoso académico, o incluso lo promueven, ante la cobardía cómplice del claustro y las autoridades universitarias. Todo lo cual conduce a que la mayoría de profesores se autocensuren y sólo traten en sus clases o charlas asuntos considerados no polémicos, con el consiguiente empobrecimiento del debate y la contraposición de puntos de vista. Con la merma, en fin, de la libre circulación de las ideas y el progreso del saber.
De las universidades norteamericanas se ha adueñado en los últimos años una mezcla de políticas identitarias (negros contra blancos, mujeres contra hombres, izquierda contra derecha) y detección de microagresiones que es letal para la convivencia en un campus, pues fomenta la acusación pública de personas que han hecho o dicho algo sin intención de agredir, pero que han ocasionado el efecto de que algunas personas hipersensibles y superferolíticas se «sientan» agredidas, lo que basta para poner a los supuestos y fementidos agresores en el punto de mira. Este clima de delación pronto llega a ser opresivo.
Los guardianes de lo políticamente correcto tienen capacidad real para hacer la vida imposible a quienes piensan de forma distinta a la suya. La potencia dilatadora de las redes sociales ha multiplicado la fuerza de estos nuevos inquisidores.

Algunos de los casos relatados por Haidt y Lukianoff, como lo sucedido en la Universidad de Evergreen, cercana a Seattle, parecen más producto de una mente calenturienta que un reflejo fiel de la realidad. Es muy de temer que esta plaga de lo políticamente correcto y sus muchos tentáculos se extienda a Europa y, más en concreto, a las universidades españolas.
La obra de Jonathan Haidt y Greg Lukianoff es un buen aviso para navegantes y está escrita con claridad y perspicacia, aunque acusa en cierta medida su condición de artículo expandido. En especial así sucede en la cuarta y última parte de su recorrido, en que se desliza peligrosamente hacia el manual de autoayuda. Con todo, es un libro cuya lectura en su conjunto considero aconsejable y hasta urgente".


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