MIENTRAS DUERMEN LOS DIAMANTES
La RCA ( República Centro Africana) tiene diamantes, oro, petróleo,
madera y uranio, pero 4,5 millones de habitantes mueren de hambre.
Son víctimas de la avaricia de las Transnacionales que han asolado su habitat
natural y han puesto en riesgo sus vidas al succionar sus recursos naturales como parásitos.
La religión que profesan les despoja de conciencia para pensar que
tienen derechos humanos inalienables.
El opio de
sus creencias religiosas los mantiene unas veces sumisos y resignados con la falta
de agua, de salud, de un trabajo decente y todo lo
que la carta de Derechos Humanos reconoce a todo ser en la tierra. Otras veces
estallan y forman grupos violentos cobrándose la vida de muchos seres como
ellos.
Si alguno se salva de morir en las guerras que se inventan, morirá por la
malaria, la meningitis , la desnutrición o las vacunas forzadas a las que son
obligados para “curarse”.
De esto último se encargan las
ONGS aliadas con el Poder corporatocratico financiadas con “donaciones altruistas” de magnates como Rockefeller o Bell Gates.
Las pildoras abortivas y contraceptivas que se regalan a los hospitales, se facilitan a las mujeres a cambio de un poco de comida para ella y su familia. Su
esperanza de vida es de 52 años, 25 años menos que las mujeres en España.
Los hospitales comunitarios practican la criptoeugenesia con las mujeres. Sin que ellas
lo sepan, aprovechan los alumbramientos para extirparles sus úteros y evitar que tengan más hijos.
Los centros están dotados del instrumental quirúrgico más moderno para estas cirugías, sin embargo no disponen de los productos sanitarios más elementales, vendas, algodón hidrófilo o un simple analgésico.
No escatiman inversiones millonarias
para evitar que la población se
reproduzca sin control, pero olvidan
invertir en pozos de agua, erradicar el hambre, las enfermedades ó acabar con la desnutrición de miles de niños. Así reducen la población y la posibilidad de rebeliones ó revueltas
por sus condiciones de vida.
Muchos viven entre moscas y
excrementos. Buscar agua representa
desplazarse a centenares de
kilómetros de sus casas si quieren mantenerse vivo. Su supervivencia pasa por trabajar de sol a sol en condicioned infrahumanas y sin remuneración hasta encontrar la mercancía preciada,
oro ó diamantes.
Los avispados se dedican al pillaje y al
contrabando de cosas que no les pertenecen aunque sean originarios del país en que viven.
En los muros de sus casas construidas con mezcla de adobe y excrementos de animales, reza la frase “Dieu est Grand” ( Dios es
Grande)
Viven una vida fallida antes de
nacer. Les obligan a rezar para que sus
plegarias lleguen hasta el cielo, aunque
mueran en las grietas de la tierra. Secuestran su presente y
castran su
futuro y el de sus hijos, pero les
aseguran que Dios vela por ellos en este mundo.
Los predicadores del “Dieu
Grand” bajo palabra divina, les promete tras
el infierno en la tierra, el cielo eterno aunque estén olvidados por todos.
Quizá la explicación de
vestirse en multicolor sea la
de llamar la atención del mundo que los
ignora.
Ninguno que habita en este país es
como quisiera ser, sino como quieren que
sean las religiones y las Transnacionales.
Mientras trabajan de sol a sol y beben agua color chocolate, los diamantes duermen bajo sus pies a la espera
que alguien los arranque de las
entrañas de la tierra para lucir esplendorosos
en los mejores escaparates del mundo.
Sin
embargo corren malos tiempos para los recogedores de esta piedra preciosa en RCA. El
mercado mundial de diamantes está en una profunda crisis: los líderes de la
industria reportan constantemente disminución de las ganancias. Una de las
razones principales es que el mercado está saturado de piedras pequeñas y
baratas. El exceso de materias primas y la crisis de sobreproducción ha
afectado gravemente a toda la industria: las empresas se ven obligadas a
repensar sus propias estrategias, ajustarse a las nuevas condiciones e incluso
cerrar minas enteras.
Debido
a estos factores, De Beers tiene la intención de reducir su producción para
rebajar el número de piedras preciosas en el mercado. En 2018, la
mulltinacional vendió un total de 35 millones de quilates, y el objetivo para
este año es de 31 millones de quilates.
Las personas adineradas ya no buscan enfatizar su propio éxito
con productos tan ostentosos, según un estudio de Bain & Company yAntwerp World Diamond Centre. Además, los ‘millennials’ y la generación Z, que están ganando poder adquisitivo, no están interesados en la adquisición de diamantes.
Los analistas
creen que en un futuro cercano es probable que se produzca una
reestructuración del mercado: las piedras cultivadas en laboratorio ocuparán su
propio nicho, lo que probablemente obligará a las grandes empresas a bajar los
precios de sus piedras naturales.
Duermen los diamantes de sangre.
Luisa Vicente
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